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Residencia San Alberto Magno

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 Ana Carla López: «Recuerdo el día del MIR como un día bonito, aunque a la vez tenía miedo de fracasar»

Ana Carla López define su etapa de estudiante del examen MIR como «inmejorable» y «con mucho cariño», gracias en gran parte a las instalaciones de la residencia San Alberto Magno donde estudió y al ambiente que encontró; «rodeada de múltiples opositores en mi misma situación que me mantenía activa socialmente». La residencia le permitió conocer gente nueva con la que poder compartir pequeños momentos de ocio entre horas de estudios. Ana Carla recuerda con un «chute de energía» las conversaciones en el office después de las comidas o cenas, donde se hablaba de todo un poco, se compartían risas y se disipaba en gran medida ese «agobio» por la obligación de estudiar y el miedo a fallar el examen. Ana Carla cumplió su objetivo de ser médico y actualmente es residente de primer año de oncología en Santa Cruz de Tenerife.

¿Cómo viviste la época de estudio del MIR? ¿Cuáles son los miedos y las ilusiones a las que se enfrenta una opositora?

 La etapa del MIR la recuerdo con mucho cariño. Fue una época en la que hubo muchos momentos de agobio y de incertidumbre, pero a la vez estaba contenta y satisfecha con el trabajo que iba realizando día a día. Aun así, siempre aparece el miedo y el pensamiento de qué pasa si no lo consigo, pero es algo a lo que nos enfrentamos en el día a día con nuestros objetivos. Además, yo siempre digo que los planes de Dios son perfectos y que lo que venga será bueno para nosotros. 

¿Por qué decidiste estudiar en una residencia? ¿Por qué elegiste la San Alberto Magno?

 Decidí prepararme el MIR en una residencia puesto que yo estudié la carrera de Medicina en casa y me di cuenta a lo largo de los 6 años que los días que más me cundía el estudio era cuando estaba sola en casa, porque me organizaba yo mi día a día. Obviamente el estudio del MIR era unos ocho meses y ¡tampoco podía obligar a mi familia a dejarme sola en casa para estudiar! Conocía a un amigo que el año anterior había estudiado ahí y no dudé en ponerme en contacto con vosotros para obtener más información. Hice la entrevista y aproveché para visitar la residencia. En concreto, yo estuve en la 5º planta de la San Alberto Magno. Era todo lo que necesitaba: mi habitación con mi espacio de estudio y poder organizarme para comer en el horario que prefería, dada la amplitud de horarios del comedor. El gimnasio, la luminosidad de las habitaciones, el office para momentos de descanso y los alrededores de la residencia que permitían oxigenarme con un agradable paseo hicieron de mi etapa algo inmejorable. Además, la hora de la comida era mi momento de desconexión y aprovechaba para conocer gente nueva, hablar sobre otros temas, etc. También los momentos de estar todos juntos en el office después de comer o de cenar, viendo un rato la TV, viendo una película o debatiendo sobre algún tema te daban el chute de energía que necesitabas para seguir con el estudio. 

Otro de los puntos clave del Mir, supongo, es elegir una academia o preparador que te guie y de confianza ¿en qué criterios te basaste para elegir, en tu caso, una academia?

 Yo elegí la academia en base a mis criterios de estudio. Necesitaba una academia que me organizase el día con objetivos a corto plazo, que tuviese clase, pero tampoco me agobiase con una frecuencia excesiva. Otro punto importante para mí es que mis amigos y compañeros estuvieran ahí para ayudarnos mutuamente y sentir apoyo.

La residencia San Alberto Magno era todo lo que necesitaba: mi habitación con mi espacio de estudio y un horario de comedor amplio. Además, poder conocer gente nueva con la que hablar, ese acompañamiento te da el chute de energía que necesitas para seguir estudiando

¿Cómo recuerdas el examen del MIR?

 Recuerdo el día del MIR como un día bonito, acompañada de las personas que me transmitían tranquilidad, que me habían apoyado a lo largo de todos estos años, aunque a la vez tenías miedo de fracasar y sobre todo de fallarles porque sabía que ellos depositaban toda su confianza en mí. Fue un día muy largo aunque sí que descansé bien, me puse música para animarme, me di un paseo por los alrededores de la residencia, comí lo que llevaba comiendo todos los sábados unos meses atrás y fui caminando hacia la facultad acompañada de los míos. 

Si volvieras atrás, ¿cambiarías algo? ¿Qué le diría tu Ana del presente a la que todavía tenía que pasar por el MIR?

 Siempre digo que nunca cambiaría nada de lo que he hecho, no porque no me arrepienta a veces de las decisiones que he ido tomando en mi día a día, sino porque las decisiones se toman en el momento considerando lo que creemos lo mejor para nosotros y una vez que ya han pasado es muy fácil opinar. Y, además, no hay nada en esta vida bien o mal hecho, sino lo que uno considera mejor teniendo en cuenta sus circunstancias. 

A la Ana del presente si tuviera que volver a hacer el MIR le diría que confiase en que los planes de Dios son perfectos y que lo que venga será lo mejor para mí. A veces cuesta mucho confiar cuando los planes que teníamos en la cabeza se truncan, pero en la mayoría de las ocasiones se puede sacar algo positivo. 

¿Por qué elegiste Oncología Médica?

 Realmente no tenía muy claro qué especialidad elegir, mi frase era «Ya el MIR decidirá por mí» porque realmente me gusta toda la Medicina y pienso que cuanto más sabes de algo, más te gusta. Lo que sí tenía más claro era que no quería coger ninguna especialidad puramente quirúrgica, porque, aunque me gusta, no termino de disfrutar tanto dentro de un quirófano. Así que una vez que tuve el número, estuve debatiendo entre las opciones que tenía. Vengo de una familia donde todos los miembros son sanitarios y médicos y me ayudaron también a elegir una especialidad donde yo me viese reflejada. Y es ahí cuando me planteé Oncología, una especialidad muy amplia donde puedes dedicarte a la parte asistencial o a la investigación; una especialidad con mucho futuro y muy variada, donde puedes especializarte en el campo que más te llame la atención. Y para mí lo más importante, elegir una especialidad donde lo humano fuese lo más importante para no olvidarme de por qué elegí ser médico. Tener esa sensibilidad a veces me juega malas pasadas en el día a día porque cuando ves a personas como tú sufrir y no les puedes ayudar, te llena de rabia e impotencia. 

Para mí, lo más importante era elegir una especialidad donde lo humano fuese lo más importante para no olvidarme de por qué elegí ser médico. Tener esa sensibilidad a veces me juega malas pasadas en el día a día porque cuando ves a personas como tú sufrir y no les puedes ayudar, te llena de rabia e impotencia.

¿Cómo es ahora tu vida como residente de primer año?

 Mi vida como residente ha dado un giro de 360º. De repente pasé de vivir en casa, tener una rutina establecida a venirme a Tenerife, una isla ¡con lo que la mudanza conlleva que la tuve que hacer con maletas!, empecé a vivir con mi compañero de vida, empecé en el mundo laboral y sus «maravillosas» guardias. Ahora cada semana es diferente a la anterior, me organizo en base a las guardias que tengo y muchos fines de semana son de trabajo. Es por ello por lo que intento aprovechar los fines de semana del mes que tengo libre para mí y compartir momentos con los míos. Los días entre semana sin guardias para poder hacer deporte, organizar las tareas del hogar y también para estudiar.  

¿Cómo ves la medicina desde dentro, es necesario invertir más en salud en España o cuáles crees que son los puntos por mejorar?

Es bastante complicado y no sabría cómo se podría organizar la sanidad en España para que mejorase. Lo que sí tengo claro es que tiene que mejorar, por la salud de los pacientes y de los sanitarios, las condiciones laborales. No puede ser que las personas que nos dedicamos a la salud estemos a veces faltos de ella. No puede concebirse guardias de 24 horas donde apenas puedes pararte 30 minutos a comer tranquilo o a estirar las piernas y sólo teniendo el día siguiente de «saliente» para descansar. Trabajamos por el bien de nuestros pacientes y te aseguro que después de 24 horas trabajando no se atiende igual a un paciente que cuando llevas sólo 2 o 3 horas. Nosotros tenemos turno de mañana de 8.00 a 15.00 horas, de lunes a viernes y además, las guardias sin días libres de descanso. Si además le sumas que tienes guardia el sábado, sólo puedes descansar un día a la semana. No sé qué otro sector servicio tiene este horario laboral que me parece inhumano. Aun así, porque nos gusta lo que hacemos, aguantamos las condiciones pero va a llegar un momento donde explotará esta situación. 

A parte de esto, creo que cada vez somos más población y además más longeva, por lo que aumentan las necesidades de salud en los mayores. Estamos faltos de personal médico y de infraestructuras. Deberíamos tener hospitales grandes, con numerosos sanitarios trabajando en ella para abarcar a toda la población y así se facilitaría más el trabajo, además de que estaríamos menos desgastados y veríamos a los pacientes de manera más integral (hecho por el cual muchos pacientes se quejan). 

Trabajamos por el bien de nuestros pacientes y te aseguro que después de 24 horas trabajando no se atiende igual que cuando llevas 3. No puede concebirse guardias de un día entero donde apenas puedes pararte ni 30 minutos a comer tranquilo.